Al enfocarse en la experiencia del usuario, las metodologías de UX pueden ayudar a identificar y solucionar problemas de usabilidad y funcionalidad, lo que puede mejorar la calidad del producto en general. Por ejemplo, a través de una prueba real con usuarios al usar una app, podemos darnos cuenta cuando varios usuarios presentan el mismo problema o la misma facilidad para realizar una tarea, por lo que hacemos un ajuste para optimizar este paso y evitar cualquier fricción entre el usuario y su deseo por obtener información, un producto o un servicio.